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En una de sus excursiones, los chicos-dragón Mira, Leo, Luna y Diego descubren un inusitado tesoro: una columna de hielo con piedras brillantes congeladas en su interior. Les encantaría llevarse el tesoro a sus cuevas, pero la columna pesa demasiado. En este caso, hay únicamente una solución: derretirla. Sin embargo, no es tan fácil conseguirlo lanzando fuego, puesto que en lugar de fuego solo sale aire caliente. A los cuatro se les ocurre entonces una idea: le piden ayuda a papá, ¡y funciona! Gracias a la bocanada de fuego de papá, la columna comienza a derretirse y poco a poco van rodando las piedras brillantes hacia abajo. Rápidamente, los chicos-dragón recogen el preciado tesoro.
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